El Arte de la Milanesa en Bogotá
Les cuento una historia que no comienza con una carta de vinos ni con manteles de lino, sino con el olor a fritura perfecta que se cuela entre los adoquines de una calle bogotana. Una historia que empieza cuando uno camina sin muchas expectativas frente a una fachada sencilla, casi tímida, y se encuentra con algo que no esperaba: una fila. Una fila larga. Silenciosa. Gente que espera pacientemente. Algo bueno tiene que pasar adentro. Y créanme: pasa.
La Espléndida Milanesa no grita, no presume. Pero cuando uno entra, entiende. El ambiente moderno y acogedor no intenta ser nada que no es. Aquí no hay pretensión: hay autenticidad. Hay energía. Hay comida que reconforta. El servicio es cálido y preciso, el tipo de atención que hace que uno se sienta en casa sin estarlo.
Chicharrón espléndido: una entrada que merece aplausos de pie
Me atrevo a decirlo sin dudar: el chicharrón espléndido es de los mejores que he probado en Bogotá. Son 160 gramos de gloria frita, crocante como debe ser por fuera y con esa suavidad salpicada de grasa noble por dentro que solo se consigue cuando alguien realmente sabe lo que hace.
Acompañado de papa criolla perfectamente dorada y un guacamole fresco y cremoso, es una entrada que reconcilia el alma con la tierra. Cada bocado tiene sabor a campo, a parrilla, a reunión familiar, pero con técnica y presentación que lo elevan a la altura de los mejores platos de autor.
La Milanesa Criolla: donde la tradición se viste de gala
Pero la verdadera protagonista es, claro, la Milanesa Criolla. Un homenaje a Colombia montado sobre una base italiana: queso mozzarella fundido como una promesa, hogao con ese sabor casero que recuerda a la cocina de la abuela, chorizo picado que aporta ese toque de picante y profundidad, aguacate que acaricia el paladar y cilantro fresco para cerrar con un guiño herbal.
Cada ingrediente está puesto con intención, sin sobrecargar, y la milanesa —crujiente, dorada, jugosa— sostiene con dignidad cada capa de sabor. Lo que parece un plato simple, en realidad, es una coreografía afinada de texturas y recuerdos.
Una experiencia que vale cada minuto de espera
Sí, hay fila. Y sí, vale la pena. Porque en un mundo donde los restaurantes muchas veces compiten por estética, por influencers o por luces de neón, La Espléndida Milanesa hace algo distinto: pone el alma en el plato.
Este lugar ha logrado algo inusual: volver tendencia a lo tradicional sin perder su esencia. Comer aquí no es solo alimentarse: es experimentar una cocina criolla reinterpretada con amor, con carácter y con respeto por el paladar colombiano.
Si estás en Bogotá, no dejes pasar la oportunidad de vivirlo. Llega temprano, con hambre y con ganas de dejarte sorprender. Porque lo espléndido, a veces, también viene empanizado.