La era de la AI: ya no hay vuelta atrás
“Esta es tu última oportunidad. Después de esto, no hay vuelta atrás. Tomas la pastilla azul, la historia termina. Te despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Te tomas la pastilla roja, te quedas en el País de las Maravillas y te muestro hasta dónde llega la madriguera del conejo”.
¿Recuerdan esas palabras de Morpheus en Matrix? El protagonista, Neo, se tomaba una pastilla y no había vuelta atrás. Esa famosa escena la podemos contrastar con la realidad que estamos viviendo hoy, siendo esta píldora la Inteligencia Artificial (AI, por su nombre en inglés).
Marcelo Solari, CEO de Kibernum
Esta nueva era está recién partiendo -expertos aseguran que estamos en la “prehistoria” de su evolución- y ya tenemos una complejidad única debido a cuatro razones: la capacidad de procesamiento, el acceso a contenidos, la aparición de algoritmos cada vez más poderosos y la psicología o sociología digital, es decir, el relacionamiento entre hombres y máquinas que no tiene precedentes.
Su rápida aparición y desarrollo está transformando la forma de trabajar en diversas industrias, lo que naturalmente genera miedos e incertidumbre tanto en los profesionales como en líderes dentro de las empresas. Es una transformación que, si bien tiene oportunidades y amenazas, es importante comprenderla.
Esa inquietud fue la que en KIBERNUM nos motivó a realizar un proyecto de Inteligencia Artificial Generativa (IAG) para desarrolladores en Latam. La primera etapa fue de comprensión del impacto de la herramienta Copilot de Microsoft en un grupo de profesionales para conocer sus percepciones e impacto en dos variables: productividad y calidad de vida. La segunda etapa comenzará en octubre y abarcará una muestra mucho más amplia.
Dentro de los resultados, los profesionales pudieron aumentar el foco y concentración en sus prioridades, al dejar en manos de la AI las tareas más automatizadas. También mejoraron la calidad de su trabajo, gracias a la corrección que hace el programa. Es decir, la relación de nuestros profesionales con este co-piloto les permite tener más foco en el objetivo final de lo que están haciendo.
Después de haber trabajado con esta herramienta que mejora los códigos, que ayuda a predecir y que sugiere lo que ellos están pensando hacer, todos estaban sorprendidos y se preguntaban: ¿cómo vamos a volver atrás?
Esto puede sepultar dudas y nerviosismo en las empresas ya que sabemos hoy existe la tentación de tomar una postura frente a la AI rápidamente: decidir si va a ayudar o a perjudicar. Sin embargo, es necesario entender que es una herramienta tan nueva, compleja y de rápido avance, que hay que tomarse el tiempo para navegar en ella y comprenderla en acción.
Cuando entendamos la Inteligencia Artificial, seremos capaces de reconfigurar nuestra manera de pensar, y entonces el impacto positivo será mucho mayor. Aquí es donde aparece el concepto de sabiduría digital, que nos lleva a conectar con el otro, y la cual debemos aprender a cultivar desde las empresas. Ella nos permitirá, por un lado, comprender el fenómeno de la AI y todo lo que conlleva, y por otro, habilitar a nuestros equipos para utilizarla al servicio de los demás.
Estamos en un momento crucial, en el que abrazar la AI no solo traerá grandes frutos para nuestras empresas, sino que fortalecerá el desarrollo de nuestro país. Según Invest in Bogotá, “Entre 2018 y 2022, en Colombia se desarrollaron 30 proyectos de inversión extranjera directa (IED) de inteligencia artificial, valorados en USD 924 millones, los cuales generaron 6.237 empleos. Por su parte, Bogotá Región se posiciona como una ciudad atractiva para el desarrollo de proyectos de IED en inteligencia artificial”.
Si logramos que la Inteligencia Artificial esté presente como un actor relevante en cada una de las estrategias de las industrias, lograremos ser más productivos y competitivos como país. En Colombia, tenemos la oportunidad de tomar esta herramienta para aumentar la inserción laboral, no solo de personas que estudian tecnología sino que también de otras carreras. Nos encontramos frente a la gran oportunidad de democratizar el acceso a las tecnologías y debemos tomarla.