Sabor Criollo en Cada Crujido
En un rincón donde el antojo se encuentra con la tradición, descubrí una joya culinaria que redefine la comfort food con sabor colombiano: Auténtica Milanesa. Este restaurante no solo sirve comida, la celebra con pasión y maestría.
Apenas crucé la puerta, el aroma del hogao y el calor de una cocina honesta me recibieron con una promesa: lo que aquí se sirve es cocina con alma. Y no decepcionó. Cada bocado fue una historia contada con ingredientes locales, frituras perfectamente ejecutadas y una devoción absoluta por la abundancia generosa de los sabores caseros.
Entrada: Chicharrón Espléndido – nombre bien ganado
El viaje comenzó con el provocador Chicharrón Espléndido, una entrada que honra su nombre sin reservas. Una porción generosa de 160 gramos de chicharrón perfectamente crocante por fuera y tiernamente jugoso por dentro, acompañado de pequeñas papas criollas doradas hasta alcanzar el punto exacto entre firmeza y suavidad. El guacamole, fresco y cremoso, actuaba como puente entre el sabor profundo de la carne y el dulzor terroso de la papa. Un equilibrio magistral de texturas y temperaturas.
Este plato no es un simple abrebocas: es un manifiesto de sabor. Cada mordisco resuena con la promesa de una cocina hecha sin atajos, con respeto por los ingredientes y, sobre todo, con amor por lo auténtico.
Plato fuerte: Milanesa Criolla – exuberancia de identidad
La estrella de la velada fue, sin duda, la Milanesa Criolla. Una interpretación valiente y colorida de la clásica milanesa, elevada con ingredientes que hablan con acento colombiano. La base: una milanesa jugosa, empanizada con precisión quirúrgica, crujiente al oído pero tierna al paladar. Sobre ella, una sinfonía de sabores: queso mozzarella fundido, un hogao artesanal que aportaba profundidad y dulzura, chorizo picado que estallaba en el paladar con notas ahumadas y especiadas, y por si fuera poco, aguacate fresco y cilantro, coronando el plato con su perfume herbáceo.
Cada componente jugaba su papel con elegancia, pero juntos creaban algo más grande que la suma de sus partes: una reinterpretación moderna de lo criollo, servida con una estética provocadora y un sabor inolvidable.