Bunbury Cierra Ciclos con ‘Cuentas Pendientes
Foto: Felipe Barrera
En su decimotercer álbum de estudio, Cuentas Pendientes, Enrique Bunbury demuestra una vez más su capacidad para reinventarse sin perder su esencia artística. Tras una serie de avances que nos dejaron entrever la dirección del disco, con temas como Para Llegar Hasta Aquí, Las Chingadas Ganas de Llorar, Te Puedes Acostumbrar a Todo y Serpiente, el veterano músico español nos sorprende con una propuesta más cálida, cercana a la música hispana y latinoamericana, a la par que introspectiva y personal.
El disco llega en un momento clave en la carrera de Bunbury, quien ha experimentado varias transformaciones sonoras desde su salida de Héroes del Silencio. En Cuentas Pendientes, el artista se adentra en un estilo más acústico, dejando atrás la electrónica que marcó sus últimos álbumes, como Palosanto (2013), Expectativas (2017), Posible (2019) y Curso de Levitación Intensivo (2020). Con una instrumentación que privilegia el piano, la guitarra española, el contrabajo y la percusión, el álbum se aleja del rock y explora nuevos horizontes dentro de la tradición hispánica y latinoamericana.
Bunbury y la búsqueda de la pureza sonora
En sus propias palabras, Bunbury describe Cuentas Pendientes como un “puzle difícil de resolver”, un disco que aún no termina de encajar en su mente. A lo largo de su carrera, el músico ha sido un amante de la experimentación y la innovación, pero esta vez ha decidido regresar a las raíces, eligiendo técnicas de grabación más austeras que priorizan el valor del intérprete y el instrumento.
El álbum se ha grabado en el mismo estudio que su anterior trabajo, Greta Garbo, El Desierto Casa/Estudio, y aunque ambos discos muestran diferencias estilísticas, comparten un enfoque similar en cuanto a la búsqueda del arreglo adecuado y la selección de músicos y colaboradores de excelencia. En este sentido, Bunbury ha decidido colaborar con artistas especializados en el género, optando por una instrumentación tradicional y con un enfoque claramente latino, sin caer en la tentación de mezclar estilos que podrían desentonar.
Los músicos detrás de la magia
La magia de Cuentas Pendientes no solo radica en la dirección artística de Bunbury, sino también en la colaboración con músicos de gran talento y conocimiento del lenguaje musical latino. Entre ellos se encuentran Sebastián Aracena, el maestro chileno de la guitarra, Luri Molina, quien aporta su contrabajo desde los clubes de latin jazz de la Ciudad de México, y Johnny Molina, quien pone el toque cubano con sus percusiones. Además, el piano y el Hammond de Jorge Rebenaque se presentan con matices nuevos y sorprendentes, mientras que Ramón Gacías, también co-productor del álbum, contribuye con su batería sutil pero efectiva.
Esta alineación de músicos expertos permite que el disco adquiera una sonoridad rica, profunda y auténtica. Cuentas Pendientes no es solo un álbum de Bunbury, sino una colaboración que se nutre de las influencias y conocimientos de los artistas que lo acompañan. El resultado es un trabajo que no solo honra las tradiciones musicales de Hispanoamérica, sino que también lleva la huella personal de Bunbury.
Temática lírica: Entre lo popular y lo literario
La lírica de Cuentas Pendientes es otro de sus puntos fuertes. A lo largo del álbum, Bunbury se mueve entre lo popular y lo literario, creando un equilibrio que busca conectar con la emotividad de sus oyentes sin dejar de lado la profundidad poética de sus letras. La introspección, la nostalgia y la reflexión sobre el paso del tiempo son temas recurrentes, pero también hay espacio para el homenaje a la música tradicional y las raíces hispanas.
Bunbury se enfrenta a una pregunta fundamental al acercarse a géneros tan venerados: ¿qué queda por aportar a una tradición tan rica? Sin embargo, el músico tiene claro que su objetivo no es competir con los grandes maestros, sino aportar su propia visión como autor e intérprete. A través de sus composiciones, busca encontrar una voz que sea lo suficientemente fuerte como para ser reconocida como un “disco de Bunbury”, incluso cuando la influencia de la música hispana y latina es evidente.
Un disco que desafía las expectativas
“Cuentas Pendientes” es un álbum que desafía las expectativas de aquellos que esperan una obra similar a sus discos anteriores. A pesar de que Bunbury ha pasado por diferentes etapas sonoras a lo largo de su carrera, en este trabajo muestra una madurez artística que le permite abrazar el minimalismo sin perder la riqueza emocional que siempre ha caracterizado su música.
A diferencia de Licenciado Cantinas (2011), su disco más cercano en cuanto a la exploración de sonidos latinos, Cuentas Pendientes se sumerge más profundamente en estos géneros, sin la necesidad de mezclar estilos que puedan resultar forzados. Aquí, la tradición se respeta y se recrea, sin prisas por innovar con elementos que no encajan en la propuesta sonora.
Bunbury, un artista en constante evolución
A lo largo de los años, Enrique Bunbury ha demostrado ser un artista inconstante, dispuesto a explorar diferentes territorios musicales, sin dejar de lado su identidad. En Cuentas Pendientes, la evolución no es solo sonora, sino también personal y artística. El álbum representa una reflexión sobre el tiempo, la experiencia y la constante búsqueda de la verdad en la música. Si bien el trabajo está impregnado de una fuerte influencia hispana, la personalidad única de Bunbury se deja sentir en cada nota y en cada palabra.
Con este nuevo trabajo, Enrique Bunbury demuestra que, aunque la nostalgia y el pasado estén siempre presentes en su música, su mirada sigue hacia adelante, explorando nuevos territorios, pero siempre con la autenticidad que lo ha caracterizado desde sus primeros pasos en el mundo de la música.