Reflexiones sobre el Empoderamiento Femenino
Por José Forteza
El empoderamiento femenino debe ser tratado de manera clara y directa. Las mujeres, al igual que los hombres, son la esencia de la sociedad. Ambos géneros, junto con sus variantes en expresión psicosocial, forman parte de lo único que importa: la especie humana. Al aceptar esta realidad, si alguna vez ocurre, las cosas mejorarán y las responsabilidades se compartirán de manera justa y racional.
Sin embargo, la historia ha oprimido demasiado a la mujer, y este enunciado de apertura no es tan sencillo. Si retrocediéramos en el tiempo, veríamos a mujeres atadas en hogueras y quemadas por instituciones que las acusaban de brujas, cuando en realidad eran las únicas médicas locales. Pensemos en Hipatia de Alejandría, una científica destacada de la antigüedad, acusada de hechicera después de salvar a muchas personas.
A pesar de parecer una verdad obvia, es crucial revisar la desigualdad de género. La debilidad del varón, junto con inseguridades y la extrema crueldad de instituciones religiosas y sociopolíticas retrógradas, ha creado prejuicios letales contra la mujer. En el mundo de las artes y la moda, la situación no ha sido muy diferente de los medios científicos y académicos. Artistas, creadoras de estilo y modelos han sido tradicionalmente víctimas de acoso y abuso por parte de hombres, enfrentando el doble de dificultades para alcanzar el estatus que merecen por su talento.
Es sorprendente que no fuera hasta 1995, en la Conferencia Mundial de Mujeres en Beijing, que se discutió el término “empoderamiento femenino” para describir el incremento en la participación de mujeres en la vida pública, la toma de decisiones y el acceso al poder.
Debemos comprender que la igualdad de género es fundamental para la supervivencia humana. Esto requiere trabajar desde los niveles básicos de la educación, evitando la separación de juguetes y signos por colores que refuercen estereotipos de género. Es crucial facilitar e incentivar la presencia de mujeres en investigación, ciencia, artes y humanidades, y asegurar un enfoque inclusivo en la educación. La investigación y el desarrollo inclusivos son esenciales para la cuarta revolución industrial.
En el ámbito doméstico, es urgente un reparto equitativo de las responsabilidades familiares, con los hombres asumiendo su parte en el cuidado y crianza de los hijos e hijas. Esto se logra enseñando desde la infancia que la igualdad de género es posible, distribuyendo, por ejemplo, las labores entre niños y niñas en casa y en la escuela.
Además, debemos abordar los estereotipos tradicionales que asignan roles según el género. Es necesario reconocer que las capacidades no están determinadas por el sexo. Los hombres en cargos de liderazgo incapaces y obsoletos son comunes; sin embargo, las mujeres en altos cargos como estadistas, aunque minoritarias, demuestran ser siempre capaces y eficientes.
También es urgente prevenir y suprimir cualquier forma de violencia hacia niñas y mujeres, especialmente en Latinoamérica. Debemos fomentar el acceso de las mujeres a la educación, formación profesional y atención de calidad a la salud. Además, garantizar la igualdad de trato en el trabajo, tanto en acceso como en remuneración y beneficios, es crucial. Hoy en día, las mujeres realizan dos tercios de los trabajos en todo el mundo, pero ganan solo el 10% de los ingresos totales y poseen solo el 1% de las propiedades. No olvidemos la célebre reflexión: el género no está entre las piernas, sino entre las orejas.
José Forteza
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