Tradición que se saborea: Una experiencia gastronómica entre el fuego y la memoria
En el corazón de Bogotá, entre cuchillos que no intimidan y brasas que no duelen, viví una experiencia gastronómica que no se parece a ninguna otra. Fue en la master class privada del Chef Alexander Correa —más conocido como el Chef Alex— junto a la extraordinaria cocinera tradicional Nydia Zoraida Caro, donde lo ancestral se volvió vanguardia y lo campesino, arte.
El escenario: 280°Academy, un espacio que no es restaurante, ni aula convencional, sino algo mucho más vivo y orgánico. Allí, el proyecto Viaje Gastronómico por los Sabores y Saber de Boyacá cobra cuerpo y fuego. Allí, se cocina con el alma.
Del cuchuco al cocido: platos que cuentan historias
Lo que se preparó durante la sesión no fue simplemente comida. Fueron relatos comestibles, tejidos con ingredientes que nacen en las alturas boyacenses y con técnicas que honran siglos de tradición. El primer protagonista fue el humilde y poderoso cuchuco de maíz: un plato que, bajo las manos del Chef Alex, se transformó sin perder su esencia. Texturas suaves, profundidad de sabor, y esa textura del carbón.
Luego llegó una mantecada boyacense reinterpretada, esponjosa como una nube, con un toque de fermentación que despertaba la memoria sin volverse predecible. Cada trozo era un regreso a la infancia, pero con la madurez de una repostería de autor.
Y como cierre de oro, el imponente cocido boyacense: una sinfonía de sabores, de tiempos largos, de carnes curadas, de papas milenarias, de garbanzos, mazorcas, y esa alquimia lenta que exige paciencia y devuelve pura emoción. El plato no solo alimenta: te reconcilia con la tierra.
Una clase, muchas lecciones
La Chef Nydia Caro, con su sabiduría paciente y una calidez que traspasa el delantal, explicó el origen de cada ingrediente. Habló de semillas nativas como quien habla de ancestros, con una reverencia genuina. Su trabajo de conservación, educación y cocina es un acto de militancia cultural: proteger el sabor es proteger la historia.
Y el Chef Alex, con más de 15 años en la alta cocina, aporta el contrapunto técnico y creativo. Su visión es clara: “No se trata de hacer la cocina de siempre, sino de contarla de otra forma, sin que pierda su voz”. Y lo logra. Su cocina de autor no niega lo campesino; lo eleva.
Cocina con identidad: el futuro tiene nombre propio
Lo que viví en esa clase no fue solo un menú degustación. Fue una revelación. La certeza de que la gastronomía colombiana, cuando se conecta con su territorio y se expresa con rigor, puede emocionar como las mejores cocinas del mundo.
Este proyecto es mucho más que una experiencia gastronómica: es una declaración. Un llamado a volver al origen, sin dejar de mirar al futuro. A saborear con todos los sentidos. A escuchar lo que un cuchuco bien hecho todavía tiene por decir.